Hay momentos en la vida en los cuales la identidad, el “Ego” que hemos construido, ya no nos alcanza. Justo ahí nos damos cuenta de que esas identificaciones que tenemos: “El yo soy esto/así”, “Soy experto en…/Me he especializado en aquello”, “Yo, de ese tema no sé nada”, “Siempre fui malo para…”, y las justificaciones que tenemos para sostenerlas, se han convertido en una camisa de fuerza, que ahoga el deseo de nuestro espíritu de volar y expandirnos.
La respuesta a esa pregunta, la cual tarde o temprano nos hacemos en la vida: “¿Quién soy?” y su respuesta, también puede convertirse en una prisión, en una excusa pobre para quedarnos en las turbias y calmadas aguas de la zona de confort. ¿Quién soy? Emprendemos un recorrido de búsqueda interior, que se vuelve interminable, debido a las complejas razones de la mente y la emoción. Cuántas veces nos pasa, que después de un largo tiempo y esfuerzo de trabajo interior, ya para el momento en el cual creemos tener una idea bastante aproximada de “Quién soy”, nos damos cuenta de que ciertamente teníamos una idea que nos funcionó por mucho o menos tiempo, nos permitió algunas cosas, pero una voz sabia y profunda dentro de nosotros lo intuye y ha empezado a susurrar: “Ya es tiempo, a otra cosa mariposa”. !Es hora de crecer, es hora de aprender!
Para ese momento, lo más probable es que nos encontremos con partes que se resistan: “No me quiero ir Señor Stark”, ¿Por qué?: Pues porque “Esto es lo que conozco”, “No sé cómo hacerlo”, “¿Y si las cosas no van bien?”, “¿Y si fallo?”, Y ante eso la salida más fácil es un: “Es que yo soy así, y al que no le guste….”, o “Esto no es tan malo”, “Siempre lo hemos hecho así, las cosas nunca van a cambiar”, Nuestro “Peter Parker” interno, aferrándose, en un abrazo desesperado y doloroso, porque a veces quedarnos en el sitio en el que estamos, es saber que nos hemos resignado, que nos rendimos, es creer que no hay una posibilidad de algo mejor para mí, de que las cosas cambien y algo de nosotros está muriendo lentamente.
Hace poco, en el muro de mi querido maestro y amigo, Adrián Cottín, me encontré con un posteo que decía:
“SOBRE EL CAMBIO: «El presente es tan doloroso que tengo que moverme. / El futuro es tan atractivo que no puedo dejar de moverme».
Esos son dos caminos por los cuales nos vemos obligados o nos auto-obligamos a salir de nuestra zona de confort y aventurarnos a la zona de pánico y aprendizaje. Tanto si lo hacemos por reactividad (la vía más dolorosa), como si lo hacemos por proactividad, entusiasmo y pasión (mis favoritos), muchas veces en nuestra vida nos veremos enfrentados a él.
¿Cómo conectar entonces con la proactividad y el entusiasmo? Para mí lo que ha funcionado, es hacerlo a traves de una vision inspiradora. A través de la Psicología y el Coaching, he aprendido sobre el poder de las preguntas, de las posibilidades exponenciadoras que pueden abrirse al simplemente cambiar la pregunt ,Si resulta que pecamos de un exceso de racionalización y nos quedamos dando vueltas, perdidos en la pregunta existencial del “¿Quién soy?”. Posiblemente la pregunta más potente que nos podemos plantear es “¿Quién quiero ser?”, “¿En quién quiero convertirme?” empezar a volar/soñar, para luego aterrizarla con un ”¿Qué tengo que hacer para llegar allá?” Y “¿Cuándo lo voy a hacer?” y luego fluir con alegria hacia ello. Aire, Tierra, Fuego y Agua son una combinacion poderosa.
Hace aproximadamente cuatro años me diagnosticaron diabetes. El inicio de “lidiar” con la enfermedad, fue una batalla entre la negación, el autoengaño y las negociaciones que entablaba conmigo misma. Pasar por varios médicos y medicaciones. Cuando pensé que al fín había establecido con ella una relación “funcional”, un buen día me escuché sorprendida a mí misma, refiriéndome a ella como “MI DIABETES” (Acá te juro que casi podia visualizar la escena, acunándola con ternura en mis brazos con una mantita rosada) y en otra ocasión, hasta encontrarme diciendo en conversaciones: “SOY diabética”. Cuando me escuché decir eso, automáticamente mi reacción, fue: “Que queeeeeeeeee… ok, es oficial, algo no anda bien acá”. En el ejercicio de empezar a auto-observarme, he ido adquiriendo el hábito de volverme más consciente, y cuidar mi diálogo interno.
Despues de un proceso ahora digo: ”Tengo diabetes”. ¡Esto funciona para mi! Mi última cita con el endocrinólogo versó alrededor de una discusión cuando le dije: “¡Quiero que hagamos lo posible por no depender de la medicación! ¡Sé que puedo hacerlo! Lo voy a manejar con ejercicios y alimentación, pero necesito que me ayude y me tenga paciencia.” Se lo decía a él, pero en el fondo me lo decía a mí misma. Me conozco y sé que entro en zona de aprendizaje, de disconfort, y que el camino no será plano y en línea recta, pero lo que quiero alcanzar: una vida saludable, sentirme bien, no va a suceder desde la Lorena que era. Así que me está tocando construir una nueva.
Entendí también que me funciona, y que así como la “tenía”, en un juego de palabras, hoy decido que quiero ir aprendiendo a “soltarla”. Así como decidí soltar muchas cosas más, relacionadas con mi quehacer.
Inicio con este Post, el espacio de mi Blog. Para mí representa el cierre de una etapa y el inicio de una nueva, en la cual como adivinarás, hay varias partes de mí: inseguridades, creencias limitantes, identificaciones, “actividades” o “expertises” que tuve que soltar y dejar morir, para poder parir este Nuevo Proyecto y a esta nueva Lorena Alvear que estoy contruyendo. Estoy entusiasmada y me enamora cada día más, Mi nuevo leit motif es: “Mi vida, de frente y a mi manera”.
Bienvenido a mi mundo. ¡Gracias por tu compañía!